Medea Material, o el exilio de sí. La fragmentación del ser desde el cuerpo del intérprete actoral.

Medea Material, o el exilio de sí. La fragmentación del ser desde el cuerpo del intérprete actoral. Karina Quintero Navas. Para FESTEA 2021
RESUMEN: Desde la mirada de la intérprete actoral, nos permitimos reflexionar sobre el proceso creativo, compositivo, que dio paso a la interpretación de Medea material de Heiner Müller. Guiándose por palabras clave del texto, irreverente en su forma de teatro postdramático, fragmentario como la realidad que nos circunda e integrador cuando ya se han reorganizado las piezas de su rompecabezas interpretativo. Müller lleva al intérprete, al público y a quien dirige, por caminos de autoreflexión, crisis, catarsis, automirada, para, oculto en el texto, compartir su exilio, irreverencia, su dolor, sus hallazgos físicos, mentales, espirituales. Palabras clave: Medea. Exilio. Fragmentación del ser. Cuerpo. Intérprete actoral. Teatro postdramático. Irreverencia artística. ABSTRACT: From the gaze of the acting interpreter, we allow ourselves to reflect on the creative, compositional process that gave way to the interpretation of Heiner Müller's material Medea. Guided by key words in the text, irreverent in its form of post-dramatic theater, fragmentary like the reality that surrounds us and integrative when the pieces of its interpretive puzzle have already been reorganized. Müller takes the interpreter, the audience and the person he directs, along paths of self-reflection, crisis, catharsis, self-contempt, to, hidden in the text, share his exile, irreverence, his pain, his physical, mental, and spiritual discoveries. Keywords: Medea. Exile. Fragmentation of being. Body. Acting interpreter. Post-dramatic theater. Artistic irreverence. Introducción. Con la mirada de la intérprete actoral, decimos que atreverse a actuar y a escribir sobre Medea Material, de Heiner Müller, tema por demás tocado por otros autores de importancia (Lehmann, 2006, 2010; Veloza, 2011), sumamente complejo, tiene toda la vigencia actual por ser uno de los arquetipos de la humanidad. Nos habla de la mujer poderosa, la diosa, la mujer irreverente, única, irreemplazable que llevamos dentro, de una parte de su ser tal vez muy pesada, tal vez oculta en los claroscuros de nuestro cuerpo cotidiano. Abordamos el tema desde el cuerpo de la mujer actual. Un cuerpo traicionado, embrujado, dolido, transgredido; un cuerpo a veces necesitado de venganzas y de liberación. Desde el punto de vista de la intérprete que se atrevió a materializar esta versión en monólogo sobre el texto de Heiner, ancestralmente la mujer en civilización se ha visto atrapada en un cúmulo de circunstancias que la han ido llevando por caminos complejos de esclavitud y lucha por su liberación, por la emancipación suya y de su clan, pero también alcanzando la liberación de un colectivo, de mujeres. A través de los siglos muchas veces fue víctima y victimaria. A lo largo del texto escrito Medea material deja ver las rasgaduras, las fisuras, del alma de la mujer, llamada a crear, a ser liberadora, modeladora de los que siguen su rastro. Sin embargo ella misma ha perdido su propio camino a casa y hace un recorrido como por el camino de las hormigas, para tal vez encontrarlo, cuando no, seguir buscando. Esa mujer que lo da todo por el ser amado, por su sueño de mujer y por sus hijos, pero que, al cabo del tiempo va encontrando cómo se desdibujan, se desarman, uno por uno sus sueños, sus estructuras vitales, aquello a cambio de lo cual dio los mejores años de su vida. Irremediablemente destruidos, alza los brazos y ve que no puede hacer nada ya por recomponer aquello cuanto amó, aquello que dio, incluso aquello que recibió. ¿Lo más difícil? Verlo. Reconocerlo. Entenderlo. Aceptarlo. Vivir con esa devastación (como dice Müller, sabio lector del alma femenina). ¿Y cómo entender la traición? Tan inesperada, tan injusta, para ella. ¿Qué haces con la Medea que hay dentro de ti? ¿cómo la consuelas? ¿Cómo y qué le explicas? ¿Es que acaso se puede comprender? Desde el punto de vista de la mujer que lo ha dado todo, hasta la sangre de su pueblo, la vida de sus hermanos, el oro de su patria; cualquier explicación sonará a palabras vacías, a ser desalmado, a hijos sin sentido. Sumamente doloroso lo que le ha tocado vivir a nuestras Medeas a través de los siglos. Y aquí estamos. En estos cuerpos vibrantes, cotidianos, tensos, deseosos y deseados, reprimidos o ilógicamente ignorados por nosotras mismas. Es un proceso largo a través del cual vas pasando etapas dentro de ti. Son escalones hacia el hogar interno, siguiendo el camino de las hormigas. Donde la felicidad ya no espera por otro que la complete, mucho menos que la garantice. Pues vas descubriendo cómo la felicidad, la vida, dios, sólo requiere de ti, de tu presencia, de tu decisión, de tu aire para respirar con voluntad, inhalar y exhalar, sonreírle a la vida. Sólo eso. Lo demás se va acoplando al ritmo conveniente de tu propio corazón. He allí el triunfo final que garantiza la liberación de Medea, más allá de su tragedia. Ella acaba con todo. He roto con todo lo que está detrás, dice. Lo asume. Se libera de una carga excesivamente injusta con la que no puede más. Hace un punto y fin. Y vuelve a empezar una nueva vida. De hecho no en vano los griegos la llevaron al cielo, al lugar de los resucitados podríamos decir. ¿Qué esto es incomprensible para el lector de a pie? ¿digno del más severo juicio? Sólo para quienes no se hayan adentrado en el alma de esa mujer, sintiendo la vibración de sus tormentos, la oscuridad acechante bajo la cual puede haber pasado los años de su vida, ¿cuántos años? La Medea de ayer, de hace más de veintiún siglos, la Medea de hoy, ha tenido que cargar con un peso indescriptible digno de los dioses del Olimpo. ¿Quién puede decir cómo debe ser llevado ese peso? ¿o hasta cuándo debe soportarse?
TEATRO POSTDRAMÁTICO. a.- Las características del teatro postdramático, descritas a continuación, fueron experimentadas en efecto en el montaje, grabación y presentación en vivo de la pieza Medea material, o el exilio de sí (versión monólogo), en FESTEA 2.0 2021, capítulo Venezuela. Como género teatral (Lehmann, 2006) nos permite acceder a una obra que es un rito en el presente mismo de su presentación. Donde se involucran el actor-performer y el director en el proceso creativo de abordaje del texto. Al haber más contacto directo con el público, éste se convierte en parte de la obra sin saberlo previamente. El texto teatral, se habla dándolo como un médium cuando dice su versión e implica al público como actor en ese presente. El teatro postdramático es una práctica comunicativa entre actor, director y público durante la función. b.- El cuerpo del intérprete es un cuerpo que habla con todas sus partes, como hemos visto en Medea material, o el exilio de sí. Por tanto el cuerpo del intérprete es su herramienta, su instrumento de trabajo interpretativo, creativo. Así pues, el cuerpo es un sujeto comunicante que danza, transmite, evidencia. Donde las coreografías no son simples bailes sino extensión de una dramaturgia interna del intérprete sobre esas acciones, vacíos, temas que le atraviesan. c.- Otro aspecto importante, experimentado en la obra y dado por el texto es la circularidad del tiempo, el tiempo no existe. La narración transcurre fuera del tiempo lineal conocido. d.- La relación con el público es fundamental. Se increpa al público durante la puesta en escena, se le involucra en la historia y en la acción escénica. Incluso el ambiente de la obra depende de la situación que se establece entre el intérprete, el director y el espectador, así como entre los espectadores con sus pares del público del momento. Lo cual influye en el ritmo mismo de la pieza. El intérprete trabaja en cómo construir en la situación formas para interactuar con el público asistente, posibles relaciones comunicativas instantáneas durante la escena. Así lo vivimos. Es precisamente una obra viva. La irreverencia artística del director y del intérprete. Irreverencia del director está en cambiar el punto de vista. Enfocar otra cosa, diferente, no establecida. En una invitación a comunicarnos, la obra elabora un discurso irónico aprovechándose de imágenes, elementos escenográficos, sonidos.etc. La dirección rompe con lo establecido. El intérprete explora. Establece una conexión viva en espacio-tiempo real. Generando un tratamiento intimista, íntimo del texto, de la situación. También nos encontramos con que lo importante es la acción; cómo se la dice o mueve; cómo se baila la acción. Y nuestro público baila, se relaciona con ella en el presente de la obra. El texto se usa como pequeño guión (¿intuitivo?) donde se apoya la acción, la danza, la escenografía, lo sagrado, una interacción silenciosa. Como en Medea material, la situación se afirma sobre acciones, palabras y vacío. Sobre lo que no se puede o no se quiere decir. El conflicto pasa a segundo plano. Más importante es la red de relaciones que ocurren durante la puesta en escena entre intérprete-público-director. Se da una relación ritual con los objetos en la escena, los que llegan a convertirse por momentos en personajes que no están escritos en el guión original de Müller. Además el escenario se convierte en un espacio claustrofóbico para el personaje y para el intérprete, quienes se ven impelidos a accionar allí dentro como en un eterno continuo. La obra se enfoca en/desde/con el público, como si el director se sentara junto al público a construir la obra interactuando durante la función. De todo lo anterior podemos dar fe ocurre durante la puesta en escena de esta obra maravillosamente escrita por Heiner Müller, cargada de magia. DESDE EL CUERPO DEL INTÉRPRETE ACTORAL. ¿Dónde siente el intérprete cada una de las partes del texto, de la historia de Medea, sino en su propio cuerpo? ¿Dónde va localizando los distintos tiempos y espacios de ese ser fragmentado que ella es? y que luego al final se reconstruye, se rehace, resucita. Nuestro método de abordaje para irla descubriendo ha sido hurgar en cada una de estas partes de la mano del texto del autor. Yendo y viniendo desde la tragedia personal. Tratando de “mantener la compostura” (coherencia psico-física interior) mientras se revelaban los fragmentos de un alma en pena. Así también se fue desarrollando la composición coreográfica, dejando surgir movimientos significantes que expresan las emociones de Medea a través de los fragmentos de su cuerpo. Respirar con ella. La técnica de danza tribal en combinación con la danza contemporánea que nos signa, lo facilita. Ambas dan paso a los intersticios del alma, que necesita expresarse. El alma de muchas Medeas, todas en una. Medea hombros, brazos, codos, antebrazos, muñecas, dedos, uñas. Medea ojos, cabello, labios, voz, nariz, sonrisa, muecas. Estómago. Medea cuello, orejas, hombros, pechos, cintura, espalda. Corazón. Medea cadera, glúteos, ombligo, pelvis, coxis, vulva. Medea muslos, rodillas, pantorrillas, tobillos. Medea talones, dorso del pie, dedos, uñas, planta. Medea vibración, electricidad, luz, oscuridad, sombra, miedo. Medea piel, hígado, huesos, sangre. Todos estos intervienen en la danza, en la composición de movimiento de algunas partes y textos, en momentos diferentes. ¿Y el aire, la tierra, el fuego, el agua? ¿por qué no se ven en ella? o ¿dónde están en ella? nos preguntamos. Son elementos que luego surgieron en la puesta en escena, la iluminación y en algunos silencios del texto. MEDEA MATERIAL, O EL EXILIO DE SÍ. Heiner escribió esta obra en un solo acto. Sin signos de puntuación, como sabemos. Por ello decidimos presentarla en un mismo ambiente y avanzar a través, palabra por palabra, dejándonos poseer por sus verdades e involucrando al público como genera el autor. El Embrujo. Si bien es cierto que la palabra embrujo no aparece en el texto de Müller, para desarrollar la interpretación, dada su historia, embrujo se presentó como una llave de acceso al imaginario, al subconsciente de Medea. Desde allí se revelaron inesperadas imágenes, símbolos, señales, sensaciones y tormentos, con los cuales dar paso a sus acciones. De ellas estamos seguros aún no hemos visto todo. Así mismo nos reveló un camino corporal para evidenciar cómo se mueve una Medea cuando hechiza. Permitió entrar en dimensiones de movimiento entre lo tribal y lo contemporáneo femenino. Asistimos a su ceremonial de envenenamiento de regalos, detalladamente preparado. La Traición. Siendo uno de los grandes temas de la humanidad. Obsesionante. Definitorio a través del tiempo. Para Medea la traición se convierte en un motor, el cual la lleva a muchas revoluciones internas, polirrítmicas. Es donde vemos a su cuerpo, parte por parte retorcerse, desmembrarse, volverse a recomponer. Casi podría ocurrir que una de sus partes quedará tirada en el escenario como evidencia de su propia fragmentación interior. Medea baila su traición, ¿o su traición la baila a ella? La Venganza. Escenario inevitable, en medio de tal devastación de todo cuanto amó, dio y recibió, la venganza se presenta en palabras de Müller como un regalo. “La muerte es un regalo destinado a ser recibido de mis manos”. No le queda más remedio que honrar dicho acto, celebrar su éxito con aquel veneno que dedicadamente preparó desde el inicio. Acaba con todo y con todos. Sólo lo deja vivo a él su gran amado Jasón, en un intento iracundo, profundamente desgarrado, por hacerle ver su propio dolor inconmensurable. Medea se convierte en cuchillo, en vestido envenenado, en regalo previamente elaborado “con las manos de los saqueados” a través de sus manos. La Liberación. Exiliada de sí misma, de su patria, de su propio ser. ¿Cómo puedes vivir en la carcaza de tu cuerpo?. Medea fue deseada y deseó. También fue relegada por la traición de sus seres amados. Entonces se vio en la circunstancia de elegir. Decidir por sí o contra sí. Y decidió. Rompió con todo. Comenzó otra vida, desde otro lugar físico, mental, espiritual, e incluso socio-cultural. Emancipándose de su historia trágica se permitió comenzar de cero en otro lugar. Ello lo vemos en esa danza final, danza de cierre, de perdón, de liberación. ¿Dónde tienes a la Medea que hay en tí? Nadie dice que es fácil el camino de Medea, la historia espiritual que ella carga. Ni su historia física. Con seguridad hablamos de un cuerpo vapuleado, manos desgarradas, piernas con várices, dolores de espalda, vientre con estrías, pies cansados, cabeza erguida, ojos altivos y mirada penetrante. Es probable que Medea muestre una cierta arrogancia en su andar, una prestancia oscura en su presencia. No podría menos una diosa, con tal trayectoria vital. ¿Una inmortal tal vez? Trabajando este personaje, salimos a la carrera a entrevistar a nuestras amigas y conocidas más cercanas buscando respuesta a una de las preguntas que se nos aparecen en algunas madrugadas ¿Qué has hecho con la Medea que hay en tí?. Ninguna dio respuesta. Todas miraron hacia adentro. Alguna sólo con una mirada nos dio tanta información que la estamos procesando para próximas presentaciones. Luego les haremos saber lo posible.
LA FRAGMENTACIÓN DEL SER Estamos conscientes de que a la fecha somos seres fragmentados, mucho más de lo que estamos dispuestos a aceptar o reconocer. Pero así es. Ello atraviesa cada uno de los gestos de nuestro cuerpo cotidiano. Signa nuestros pensamientos. No somos lo que creemos que pensamos, somos otra cosa, la cual nos determina, nos lleva, y de la que precisamos emanciparnos. Creo que más que emanciparnos de un hombre, o los hombres, o los gobiernos, necesitamos hacernos libres de esas palabras, creencias, sensaciones, errados, retorcidos, que se esconden tal vez en nuestro subconsciente, y a los cuales podemos acceder a través del trabajo corporal. Por eso las coreografías, pues no son más que actos de magia para liberar, cancelar y transmutar las palabras llave que nos llevan a donde tal vez no tenemos por qué ir. Si, recordando a Tesla, vemos que todo es energía, luz y vibración, sabremos desde la danza que por medio de ella los cuerpos, nuestros propios cuerpos, realizan, reelaboran, re-crean, vidas. En conocimiento de que todo cuanto vives pasa por tu propio cuerpo, y todo cuanto no vives no pasa por tu propio cuerpo, es como realizamos las partes bailadas de esas palabras clave que signan a nuestras Medeas, sus historias ocultas y visibles. En la certeza de que al liberar una, se liberan otras. En partes, como un puzle, por etapas, fragmento a fragmento, como la danza ritual, como el texto de Müller, como el cuerpo que tras la devastación se nos re-integra. REFERENCIAS LEHMANN, H.T. (2006) Postdramatic theatre. New York, Routledge. ______________(2010) El teatro posdramático: una introducción. Revista de teoría y crítica teatral. Telón de fondo. Buenos aires. N°12. , diciembre 2010 [En línea]. http://teatrosoloteatro.blogspot.com/2009/07/revista-de-teoria-y-critica-teatral.html. (Acceso: 15 de marzo de 2011) MÜLLER, H. (1981) Medea Material. Traducción Sergio Santiago Madariaga. Instituto Göethe. México. VELOZA Martínez V. (2011) “Heiner Müller y la ruptura de la forma dramática: rastreo por una dramaturgia de la fragmentación” Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, 6 (2), 35-54. Karinasia. Mixturando Producciones. Reflexiones en torno a la interpretación de Medea Material de Heiner Müller. 01 agosto 2021. Fotografía por ARLEO

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