"Del Pop Art al grito". (Primera entrega)


"Del Pop Art al grito". 

Cotidianidades mediatizadas. Del arte y las mediaciones tecnológicas. Reflexiones estéticas a partir del texto y posterior puesta en escena de “Dirección Gritadero”, de Guy Foissy.





Maigualida Gamero
Actriz. Directora  Gerente Cultural Conferencista.

Por: Maigualida Gamero.*[1][i]1
.
Caracas-Venezuela.
 2020

Palabras claves:
 Arte, Teatro Tecnológico, Sociedad del conocimiento. Virtualidad. Pop Art, Estética.


Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener pero que él, por alguna razón, piensa que sería buena idea darles.


Andy Warhol
El arte de mañana será popular, concebido para las masas; efímero, con soluciones a corto plazo, prescindible, fácilmente olvidable; de bajo coste, producido en masa; joven, dirigido a la juventud; ingenioso; sexy; efectista; glamuroso… un gran negocio…

Richard Hamilton,
Como director debes tener visión periférica.
Robert Lepage
Estás tú, estoy yo y está el espacio.
Declan Donnellan

El teatro en el siglo XX, vivió cambios significativos en la concepción de la puesta en escena, de la representación, cambios éstos que buscan una nueva manera de crear y de traducir esas imágenes. Por ello para comenzar a disertar sobre el tema les relataré mi experiencia, a grandes rasgos en esta dupla arte-tecnología.
El ser humano actual aplica las leyes de la simplicidad, tal y como lo apunta el investigador John Maeda (2007)[1], en su libro  “Las Leyes de la simplicidad”, en el cual nos relata cómo en la vida cotidiana se une el diseño, la tecnología, los negocios, la vida.  La tecnología se ha simplificado tanto que en herramientas u objetos como el ipod, el nano, cabe tanta información, figúrense que ya se habla de capacidades de almacenamiento insospechadas en pequeños receptáculos de información. La humanidad cambió hace rato ya, y muchos aún no se han dado cuenta. Ahora se habla de civilización post-humana, de neo humanos, y ya no es solo tema de ciencia ficción.

En esta oportunidad, observaremos cómo la ciencia, la física, la filosofía, la comunicación, la tecnología y el arte se unen para transmitir mensajes a una sociedad del conocimiento, en la era de la información, de una sociedad con conciencia fragmentaria y donde los medios son extensiones del ser.

Así encontramos al texto dramático el cual se nos presenta como doble posibilidad: Literatura y Representación. Y son precisamente estas dos características las que convierten al teatro en un arte colectivo. Por el contrario, los otros géneros como la poesía o la narrativa son más íntimos y permiten la individualidad del acto de la lectura. En cambio, el teatro se materializa cuando se lleva a escena. Es esta una postura, claro está, una visión de este arte, ya que hay quienes sostienen que existe un teatro para leer. Sin embargo, ya lo decía Lope de Vega para hacer teatro sólo hace falta dos actores, cuatro tablas y una pasión. La pasión de comunicar, de transmitir, de traducir.

Y esta traducción se puede realizar desde el cuerpo. Éste es el instrumento de los artistas de la escena, es el vehículo por el cual se transmiten emociones y acciones físicas.  Desde los griegos antiguos hasta nuestra era la humanidad y las formas de comunicarse han sufrido importantes transformaciones.
En este orden de ideas, Humberto Valdivieso (2006)[2] nos recuerda la concepción que, sobre el artista, tenía Marshall Mcluhan: “Mcluhan concibe al artista como un ser capaz de lidiar impunemente con la tecnología. Su facultad de percibir el cambio que sufren los sentidos cuando son ampliados le permite reaccionar frente a los nuevos medios y a la mitificación que estos producen (…) (p.130)

El teatro en nuestros días todavía tiene la vigencia que tenía en siglos pasados, por consiguiente, es una de las formas de expresión de los pueblos. Se puede afirmar que esa sensibilidad que ha de despertarse en los pueblos la generan también los creadores de espectáculos, los directores, quienes ofrecen una diversidad de opciones al espectador, a partir de una obra escrita por un dramaturgo y materializada en una puesta en escena. En este sentido se vienen perfilando términos importantes para nuestro estudio: dramaturgo, director, actor, público, representado en los pueblos o sociedades. Pero pareciera una verdad demasiado evidente decir que el teatro es vida o que sirve para la vida, cuando éste nació de las manifestaciones performánticas religiosas de los pueblos primitivos y por tanto, como una manifestación viva de la mímesis de la de la realidad. Sin embargo, la aparición del director de escena es relativamente cercana en el tiempo, no es sino hasta el siglo XIX que se le denomina como tal y al que se le ha designado como aquel creador que lee las palabras y sueña las imágenes, todo ello frente a un público que reconoce en ocasiones esas imágenes, porque tal vez las ha soñado. Por consiguiente, la labor de los puestistas de escena, o directores será: comprender y traducir la obra dramática, ahora enmarcados en la Sociedad del Conocimiento.
Y es precisamente esto lo que me ocurrió al leer la obra Dirección Gritadero de Guy Foissy, como explicaré en esta ponencia. Un texto escrito para mujeres cotidianas, aburridas, mecanizadas; pero la cual decidí realizar con hombres, dentro de una estética de los comics que nos revele como seres en masa en una sociedad deshumanizada y post humana. En donde el cuerpo llega a esquemas de movimiento, a la geometría espacial, a los cálculos, tal vez a lo predecible, jugando con el humor negro y la ironía.
Los medios de comunicación nos determinan, permean nuestra cotidianidad y nos vemos ante ellos cual robots meros receptores de mensaje, de imágenes, de tecnología de punta.

Almela (2000)[3] en un estudio cita respecto a este punto a un autor llamado Agustín Iglesias, y resulta pertinente la referencia en miras a hacer un primer acercamiento a las posturas que sobre el tema de las nuevas tecnologías en el arte se vienen suscitando:

En este siglo que acaba los avances tecnológicos, los cambios estéticos, los hábitos creados en el espectador por el mensaje publicitario, etc., han hecho cambiar radicalmente la puesta en escena. <>, decía hace once años Agustín Iglesias, pero aún hoy hay directores anclados en el pasado y autores que se resisten a las propuestas de los directores. (Almela, 2000; 18)



De todo lo anteriormente expuesto podemos observar que, naturalmente, a la par que avanzan las sociedades, cambian también sus sistemas de signos, por tanto, su sentido y la semiosis, esa manera de entender y construir el mundo, también va cambiando y se hace ilimitada. En la época de Sófocles, había una técnica, se utilizaban herramientas propias de la época, se explicaba su tragedia a partir del sistema de signos imperante. Igual en los siglos siguientes hasta la actualidad. 
Ha llegado el momento y nos hacemos la siguiente pregunta: ¿La dirección escénica venezolana  es apocalíptica o integrada, en relación al tema de lo tecnológico en el teatro? Aquí nos acercaremos un tanto a este fascinante mundo. 

Fulgio Vaglio (1996)[4], defiende el término teatro Tecnológico y de él lo tomamos

El Teatro es un juego de simulación completamente interactivo, en el que experimentamos indirectamente lo que sería demasiado costoso vivir personalmente. En esta luz el teatro aparece, desde el principio, y por su propia naturaleza, como la verdadera realidad virtual. Si aceptamos este principio, el auxilio de los ordenadores para la representación teatral se puede considerar como una mejora útil y legítima de las herramientas comunicativas y cognitivas; si no lo aceptamos, si creemos que la realidad virtual está en las máquinas y no en nuestras mentes, caeremos en un avatar más dentro de la palingénesis modernista del espejismo tecnológico (Pág.3)

Por eso creemos junto con Mamet (1999)[5] que “No es el teatro el que está muriendo, sino los hombres y mujeres: la sociedad. Y mientras ésta muere, aparece un nuevo grupo de exploradores, artistas, cuyos informes son repudiados, luego sacralizados, luego repudiados” (p. 56)
Así llegamos a los conceptos de Apocalípticos e integrados, acuñados por Umberto Eco, en el área de la Comunicación Social y que hemos encontrado en el área teatral en palabras de Pablo Iglesias Simón como Tecnófilos y Tecnófobos.

Al ser el teatro un terreno híbrido, diversas posturas rondan esta nueva aplicación unas a favor y otras no tanto. Pablo Iglesias Simón (2006)[6]  nos refiere que en la sociedad actual existen dos posturas, una a favor y una en contra de los aportes de la tecnología en la vida del ser humano. Así llama Tecnofilia, a aquella postura que hacer ver la necesidad imperiosa que siente el ser humano por los avances de la tecnología. Pareciera, según esta postura, que el hombre ya no puede vivir sin estos aportes y objetos tecnológicos que le han facilitado la vida sobre la tierra. Por otra parte se encuentran los Tecnófobos, quienes desechan toda importancia de la tecnología y asimismo la determinan como la culpable de todos los males de la sociedad contemporánea.

No es este el escenario para dedicarnos a verificar quién tiene o no la razón, por ello nos parece interesante sólo dejar estas maneras de ver el mundo a raíz del término nuevas tecnologías y las implicaciones que ellas tienen en la vida del hombre contemporáneo. 

El concepto de nuevas tecnologías exige plantear los problemas que se desprenden del calificativo “nuevas”. Siendo éste un marcador de temporalidad. Las nuevas tecnologías tienen diferente sentido en correlación con la época en la que se desarrollan. Lo que en el siglo XVIII, significó la máquina de vapor, en el XIX la imprenta, en el XX la utilización masiva de la energía eléctrica y en la actualidad lo que representa el avance en el tratamiento de la información y las comunicaciones. Pero debemos tomar en cuenta además la velocidad con que se producen los cambios tecnológicos (…)  (Sassone, 2005:50)8.

Hasta el momento hemos verificado distintas concepciones de cuerpo-signo en la historia del hombre, del simulacro, de la virtualidad en la que vivimos. El hombre construye su mundo a través del lenguaje, a partir de allí establece las relaciones con el entorno, con el ambiente.
Por ello al decidir dirigir Dirección gritadero con hombres que representaran el universo de lo femenino enmascarado en una sociedad de hombres, opresores, militarizados, mujeres en serie que dan cuenta de una visión de mundo mediada porlas cotidianidades, por las narrativas audiovisuales. Y así apareció el Pop Art en mi visión como directora escénica.
Pero ¿de qué trata “Dirección Gritadero”?


Nos leemos en la siguiente entrega.


Maigualida Gamero.
@Maigua:Gamero



[1] Maeda ,J. “Las Leyes de la Simplicidad”. España. Editorial Gedisa.
[2] VALDIVIESO, H. (2006),”Ambiente y antiambiente en la contemporaneidad”. En Revista Baciyelmo. Venezuela. Ediciones de la Escuela de Letras UCAB.
[3] ALMELA, M. (2000) “Puestas en escena fin de siglo”. En Revista de la Asociación Española de Semiótica Signa. N.9
[4] VAGLIO, F. (1996) “Actores personajes y tecnología: Apuntes sobre el teatro tecnológico”. En Razón y palabra, N-2, Año1, marzo-abril.14p
[5] MAMET, D. “La tradición del Teatro como arte”.Cita del libro del autor año 1995. Profesión de Putas. En Revista El Malpensante Bogotá 2006. 90 p.
[6] IGLESIAS SIMÓN,Pablo. “Tecnofilias y tecnofobias”, ADE-Teatro. N.109. Enero-Marzo 2006. Págs.49-53. 8 SASSONE, R. “Inscripción de la escena teatral en el contexto de la escena “Neotecnológica”. ADE-Teatro. N.106. Págs.49-59. 









[1] Maigualida Gamero. Licenciada en Letras .UCAB. Lic. en Gerencia y Producción Teatral. UNEARTE. Tesista
maestría Comunicación para el Desarrollo Social. UCAB. Directora General de la A. C. Pathmon Producciones.
y de Festival Teatral de Autor FESTEA. Directora. Actriz. Escritora.





Comentarios

Lucía Rodríguez ha dicho que…
Excelente análisis como siempre. Ahora mismo el artículo representa una visión de la actualidad en la que, por distintas circunstancias, nos adaptamos al entorno tecnológico para llegar a las masas y perserverar el arte y la comunicación desde lo creativo. Dirección gritadero es una obra llena de signos y símbolos que nos proponen reflexionar sobre aquello que hemos tenido en el tapete como temática y la forma en la cuál usamos nuestra libertad de expresión

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